Su obediencia viene dada por la autoridad de los padres. Una autoridad formada por la consciencia y los valores. Una autoridad que viene dada como líderes espirituales y sociales de la familia. No es una obediencia a ciegas, sino una obediencia sabiendo que todo lo que sus padres hacen es para su bien y nada para su mal.
La Biblia nos presenta a San José como justo, acatando los designios de Dios y dando una familia, una estirpe y un nombre a Jesús. En su silencio no falta su autoridad, formada por el respeto, el amor y sobre todo su fe.
Nuestra autoridad como padres tiene que estar formada también con ese respeto hacia la pareja y la familia, ese amor que se transforma en obras y una fe formada y enseñada a los hijos.
Nuestra autoridad llevará a su obediencia en fe, amor y respeto. Una de las claves está en la palabra “formada”. Si no aprendemos a cómo ser mejores padres, y antes a cómo ser mejores esposos, difícilmente podemos enseñar a nuestros hijos a obedecernos para que sean mejores hijos.
Saludos a todos los padres en especial a los que están en dulce espera.
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