El otro día escribíamos acerca de cómo identificar si tenemos hijos consentidos. Con sus llamadas y las personas que han sacado cita buscando ayuda vemos claramente que en mayor o menor grado muchos padres sufren de este problema. En realidad ningún padre quiere o busca intencionalmente consentir o malcriar a los hijos, pero como parte del ambiente en el que vivimos, las rabietas es fácil que se conviertan en problemas mucho mayores.
En respuestas a ello queremos presentarles 15 consejos para dejar de tener hijos consentidos o si todavía no los tiene, para evitar que se conviertan en caprichosos mocosos. Si alguno de los síntomas del artículo anterior resonaba con su familia, este es el momento de tomar cartas en el asunto.
Además de estos consejos también le animamos a que lea los siguientes artículos que aparecen en nuestro blog hermano de Escuela Para Padres en Mi Cumbre:
- Tengo un hijo muy caprichoso. ¿Qué hago con él?
- Los padres con niños consentidos, producen adolescentes agresivos. Ambos se convierten en víctimas.
- Cómo mantener el equilibrio entre la autoridad y la paz familiar.
En ellos encontrará más consejos además de los resumidos a continuación.
- Haga una lista: Empiece por escribir una lista de todas las veces que su niño ha exhibido un comportamiento malcriado en la última semana. Busque patrones que pueden ser vinculados a una determinada hora del día, lugares específicos o situaciones que se repitan para ayudarle a encontrar la manera de evitar que vuelva a suceder.
- Reconozca porqué le consiente: Tiene que encontrar la causa raíz por la que consiente a sus hijos. Puede ser por sentirse culpable de no poder estar con ellos todo el tiempo. O para darles lo que usted no pudo tener de niño o no pudo darles de más pequeños a ellos. Quizá porque esté cansada cuando llega a casa y no quiere enfrentarse a los berrinches. O como una forma de mantener la paz huyendo del conflicto. Cualquiera que sea el caso, averigüe la raíz de la razón por la que está malcriando a su hijo y empiece a buscar otras alternativas que no sean tan nocivas.
- Haga que sus acciones sean más fuertes que sus palabras: En lugar de amenazar con quitarle privilegios o incluso un juguete que le guste, hágalo directamente. Cuando lo haga, le estará mostrando que habla en serio.
- No ceda a la presión de grupo: El hecho de que los amigos de su hija tengan los juguetes más nuevos o lo último en la moda no implica que su hija lo necesite en ese momento. Si es que quiere dárselo, posponga su compra hasta el momento que quiera recompensarle por su buena conducta.
- No siempre puedes conseguir lo que quieres: Hay que enseñarles a los hijos la diferencia entre querer y necesitar. Y que no pasa nada por no conseguir lo que quieres en el momento que lo quieres. Incluso quizá no lo consiga nunca o si tiene que esperar para ello le puede enseñar la virtud de la paciencia y dar valor a lo que tiene y necesita. Es un buen momento para enseñarles que la gente tiene que trabajar para conseguir lo que quieren. Esto es una lección que les durará toda la vida.
- Estén todos de acuerdo: Asegúrese de que todo el que interactúa con su pequeño, incluyendo a los abuelos y niñeras, son conscientes de sus esfuerzos por no consentir. Dígales de sus planes y pidales que los cumplan para que haya un cambio. Esto es sobre todo muy importante con su parejar. Si no enseguida aprenderán donde ir cuando buscan algo.
- Sea consistente: Cuando las reglas del juego cambian de día en día, es difícil para un niño entienda lo que se espera de ellos. Sea coherente con lo que espera de sus hijos y cómo va a conseguirlo. A los niños les gustan las reglas porque les da la seguridad de saber lo que pasa en su entorno. Enseguida se acostumbrarán a las nuevas y verán sus beneficios.
- No ceda: Después de una discusión interminable, es fácil querer llegar a un acuerdo con su hijo para que acabar de una vez. Los niños tienen una paciencia interminable cuando quieren salirse con la suya. Desafortunadamente, esto enseña a su pequeño que puede negociar las discusiones con éxito. No ceda ni llegue a compromisos con los que no esté de acuerdo.
- No justifique su forma de actuar: No es absolutamente necesario explicar a su hijo por qué le está diciendo que haga algo. Cuando gastamos una cantidad excesiva de tiempo racionalizando nuestras decisiones, los niños pueden explotar cualquier duda que haya. A veces el “porqué lo digo yo” tiene cabida. Otras veces cuando ponga las reglas puede dar una razón sucinta acerca de ellas, pero sin necesidad de negociarlas ni justificarlas.
- No negocie: Usted tiene autoridad sobre sus hijos por el hecho de desear lo mejor para ellos y velar por sus necesidades. Esa autoridad se extiende a no tener que negociar las reglas ni las tareas de la casa que sus hijos deben de seguir. Explíqueles a sus hijos que van a tener que hacer lo que se les pide y que si no lo hacen habrá consecuencias.
- Póngales en su lugar: Los hijos en cierta forma son los últimos en la línea de servir. Esto es algo que en las nuevas generaciones si nos ha olvidado. Parece que pasamos todo el tiempo sirviendo a los hijos sin darnos cuenta que nuestra función no es servirles sino criarles. Antiguamente los hijos sabían que ellos debían de servir a sus mayores. Quizá es hora de revindicar este derecho y explicárselo a sus hijos.
- No tenga miedo de decir no: Tiene que encontrar la valentía de decir “no” a sus hijos con la seguridad de que lo está haciendo por su bien. El negarles cosas a los hijos que no son buenas para ellos formará su carácter positivamente. A la misma vez acuérdese de decir a menudo “sí” a sus hijos para todo aquello que le viene bien y que forme su carácter.
- Ayúdeles a entender sus frustraciones: Muchas veces los berrinches vienen de frustraciones o miedos por no poder hacer lo que quieren. Es parte normal de su crecimiento darse cuenta de sus limitaciones y resolver los problemas solos o con su ayuda. Enséñeles de donde vienen y cómo superarlas.
- Enséñeles a no estar aburridos: Un hijo aburrido es como un barril de pólvora esperando que explote. Parte del avance tecnológico en el que vivimos enseña a los hijos a estar entretenidos continuamente sin esfuerzo por su parte. Puede enseñarles a recuperar su curiosidad y encontrar formas positivas de estar entretenidos sin necesidad de involucrarle a usted o sin necesidad de tener caprichos.
- Aplauda sus esfuerzos: De la misma forma que tiene que corregir y poner consecuencias de sus actitudes y acciones negativas, también debe de hacer lo apuesto. Cuando haga algo bien y cuando empiece a seguir las reglas nuevas de comportamiento en la casa y fuera, apláudales y deles una recompensa. Esa recompensa no tiene que costar nada por supuesto.
Estas son simplemente unas pautas que han ayudado a otros padres y reconducir a sus hijos para que dejen de ser caprichosos y consentidos. No duden en dejarnos saber que tal les ha ido y continuar visitando nuestra Escuela para Padres.
Si necesitas ayuda con tus hijos ven a nuestro próximo taller de Escuela para Padres. Gracias.
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