Hoy el evangelio nos presenta al paralítico que es traído por sus amigos ante Jesús quien le perdona sus pecados y después le sana. Justo ayer estábamos conversando con uno de los doctores de nuestra red que siempre dice que “sin el perdón el cuerpo no sana”.

Es curioso el orden en el que Jesús sana al paralítico. Primero sana su salud espiritual y después la corporal. Sin duda podría haber elegido hacerlo al revés. Nosotros vemos continuamente como vienen personas a nuestro Centro de Vidas Sanas y a nuestros retiros con enfermedades crónicas que no han podido vencer en años. Una y otra vez descubrimos en su vida una falta de perdón, bien sea a si mismos u otros, que imposibilita su mejora. Después de nuestros procesos empiezan a ver una mejoría y junto con su doctor pueden empezar a corregir su enfermedad en gran parte.

crossStethoscopeLas investigaciones apoyan estos resultados. Cada vez más se ve la relación entre el perdón y la estabilidad emocional y física. En este caso estamos hablando del perdón a los demás y a uno mismo, pero lo mismo ocurre cuando Dios perdona nuestros pecados. Primero porque en el Padre Nuestro directamente le pedimos que nos perdone en la misma medida que perdonamos a los demás. Y segundo porque Él nos dice que quien tenga que perdonar a alguien lo haga antes de pedir perdón a Dios.

Vemos por ejemplo que el perdón tiene una gran relación con los niveles de cortisol, lo que a su vez afecta nuestro estado anímico, niveles de estrés, depresión y ansiedad. Cuando estamos sin perdonar a alguien o a nosotros mismos, estamos en un estado de sufrimiento y dolor que sube nuestro nivel de estrés, nos produce desánimo que puede llevar a la depresión y ansiedad. Y esos niveles altos de cortisol son responsables del incremento de inflamación en nuestro cuerpo lo que complica, e incluso produce en casos, enfermedades crónicas como la diabetes, trastornos de la tiroides y enfermedades cardiovasculares.

Nuestro estado emocional, salud mental, física y salud espiritual se nutren el uno del otro, para bien pero también para mal. Si uno de ellos esta desbalanceado produce un desbalance en los demás. Por eso es que decimos que cuando uno no perdona o no es perdonado por Dios, el cuerpo no sana. Cuando estamos en un estado de pecado o en un estado de sufrimiento, no dejamos que nuestro cuerpo funcione como debe de ser y nuestra salud no mejora e incluso empeora.

En cambio cuando perdonamos o dejamos que Dios nos perdone, como el paralítico damos la oportunidad a que nuestro cuerpo responda a los tratamientos y que mejore nuestra salud. El efecto reductor del perdón en nuestro estrés, depresión, ansiedad y aislamiento rehabilita nuestro sistema inmunológico. Esto, nos dicen expertos, tiene un gran efecto positivo en diabetes, enfermedades cardiovasculares, artritis e incluso cáncer.

Aprovechemos hoy a ver que y a quien necesitamos perdonar y pedir perdón. Entra en un proceso de perdón para aprender a cómo perdonar de corazón totalmente.

Si tienes alguna pregunta o necesitas ayuda para perdonar, no dudes en contactarnos. Gracias.